sábado, diciembre 31, 2011

Las trastadas del Rey Herodes

El Nacimiento que poníamos en casa cuando yo era pequeña tenía una particularidad: el rey Herodes cobraba vida por las noches y hacía maldades en el tranquilo pueblo de Belén. Mi padre se enteraba de la catástrofe (nunca supimos quien se lo decía) y nos avisaba a toda la familia “El rey Herodes ha hecho una trastada”. A partir de ese momento, todos nos poníamos a examinar detenidamente el Belén para descubrir que había pasado. Podíamos encontrar un patito perdido en la nieve, un pastor suplantando a San José, un cerdito a punto de ahogarse o la estrella señalando en una dirección equivocada. El rey Herodes tenía una gran imaginación y las posibilidades eran infinitas. A veces costaba horas descubrirla, y mientras más difícil era, mayor el prestigio de quien la descubría.

El rey Herodes hizo trastadas durante muchos años. También mi hijo y los otros nietos salvaron a muchos personajes del Belén de las garras del rey Herodes cuando iban a casa de su abuelo.

jueves, diciembre 29, 2011

Visita

Ayer fuimos a ver a Manuel, un antiguo amigo de mi marido. Tiene un alzhéimer muy avanzado. Cuando llegamos estaba recostado en un sofá y nos recibió con una sonrisa. No sabemos si nos reconoció. Hablamos de cosas antiguas. Uno de los amigos, de vez en cuando le preguntaba ¿te acuerdas? y él sonreía y decía que sí con la cabeza.

Nos sentamos a la mesa con Manuel en la cabecera, al lado de Trini, su mujer, que nos había preparado una merienda cena muy rica. Ella de vez en cuando le acariciaba la mano o le besaba.

Cuando nos despedimos, Trini se esforzaba por contener la emoción, nos dijo cuantos nos agradecían la visita tanto Manuel como ella.

Una tarde en el ballet

El martes fui a ver el ballet El Cascanueces en el teatro Compaq Gran Vía (el cine Gran Vía de siempre). El teatro estaba prácticamente lleno y la gente aplaudió mucho, a nosotros desde luego nos encantó. Actuaba el Ballet Imperial Ruso, la coreografía era muy bonita y alegre y los bailarines estupendos. En el ballet también salen muchos niños, algunos muy pequeños, y lo hicieron de maravilla. También en el público había muchos niños que se lo pasaron en grande. La obra es un clásico de la Navidad en muchos países.

Me desilusionó un poco que no hubiera orquesta, sino que el sonido fuera grabado. Como hacía mucho que no iba a ver un ballet no sé si eso es lo normal. Me apetecía en especial ver tocar la celesta, que es una de las particularidades de la música del Cascanueces y me tuve que contentar con tratar de identificarla por el sonido.

Echamos en falta que nos dieran el programa con el argumento de la obra, lo que nos habría venido muy bien. Yo lo había leído el día anterior en la wiki, aunque sin demasiado detenimiento, ya que pensaba leerlo en el propio teatro. Además en la wiki decían que hay varias versiones por lo que preferí esperar a ver qué versión ponían.

Después del ballet cenamos a base de tapas en la Gran Vía, casi enfrente del teatro: huevos rotos, calamares, croquetas, queso y pan con tomate. Teníamos miedo de que fuera un sitio de guiris, pero no, todo estaba muy rico y nos llegó bien para los cinco que éramos. El precio, 13 euros por cabeza, para ser en la Gran Vía tampoco es mucho.

viernes, diciembre 23, 2011

Gafas para leer de lado en la cama

Me gusta, o más bien me gustaría, leer en la cama. Sobre todo ahora que tengo un e-reader y no molesto al que duerme conmigo. Pero hay un problema que no tenía cuando veía bien de cerca: se me clava la patilla de las gafas. Me gusta leer echada sobre un costado y la patilla queda aplastada entre mi cara y la almohada y se me clava. He probado a leer boca arriba, pero no me gusta nada, hay que sujetar el libro en el aire y resulta incomodísimo.
Si se busca en internet "gafas para leer en la cama" se encuentran unas gafas en forma de prisma que tienen este mismo problema.
Yo ya he pensado como tienen que ser mis gafas, pero ¿dónde las compro?¿las tengo que fabricar en plan casero?.
Serían unas gafas, que en vez de patillas tuvieran unas cintas para atarlas detrás de la cabeza o, mejor aún, una goma como los antifaces. Los cristales tienen que ser pequeños para que no se descoloquen al apoyar la cabeza en la almohada. Se me ocurren dos posibilidades para tratar de hacerlas:
A unas gafas (mejor viejas por si acaso) quitarles las patillas, hacer unos taladros en los extremos exteriores de la montura y meter una goma por esos agujeros a la medida de nuestra cabeza.
A un antifaz, hacerle un hueco en cada ojo y coser los cristales en ellos. Para poder coser los cristales haría falta que tuvieran pequeños agujeritos alrededor por donde meter la aguja. Como no creo que estos cristales existan, será mejor pegarlos con algún tipo de pegamento.
Las dos opciones me parecen completamente fuera de mis habilidades y supongo que de la mayoría de las personas corrientes. Así que habrá que esperar a que en China se le ocurra a alguien fabricarlas.

miércoles, diciembre 14, 2011

Dos grapas y Bankia

Hoy he ido a mi sucursal de CajaMadrid, ahora Bankia, a pagar dos recibos de unos cursos a los que estoy apuntada. Cada uno de los recibos estaba formado por tres hojas sujetas por una grapa.
Cuando se los he entregado al cajero, me ha mandado quitar las grapas, porque "esto hay que entregarlo sin grapas" (para que la máquina lo lea). Yo he protestado, pero las he quitado con un quitagrapas que le he tenido que pedir para no romperme las uñas.
Aunque me alegro de haber protestado, ya que le dicho que no es mi obligación quitar las grapas y que él no tiene porqué mandármelo, me he arrepentido de haberlas quitado.
Creo que simplemente me tendría que haber negado, él habría tenido dos opciones: no cobrar los recibos (bajo su responsabilidad) o quitarlas él mismo.

miércoles, octubre 19, 2011

El hundimiento del Titanic ( Hans Magnus Enzensberger)


Me ha costado trabajo leerlo, primero: no estoy acostumbrada a leer poesía, y segundo: me falta conocimiento de la primera época del castrismo. Sin embargo, la historia del hundimiento del Titanic, gracias a la Wikipedia, sí la conocía y me ha servido de bastante ayuda.
Cada capítulo (canto) lo he leído al menos dos veces, hasta llegar al convencimiento de que para comprenderlo mejor, necesitaría que el propio Enzensberger me explicara lo que pretende decir. A pesar de esto, he llegado a una cierta interpretación que no sé cuanto se aproximará a la realidad del autor.
El naufragio del Titanic le sirve como metáfora del hundimiento de los ideales de la revolución cubana e incluso del hundimiento de cualquier proyecto humano. La narración del hundimiento no consiste en contar la historia, sino que se construye a base de sensaciones y reflexiones, la sensación de frío, de mojado, el silencio, el estruendo. Las reflexiones sobre los ricos y los pobres. Los primeros superficiales y engreidos que no se dan cuenta del peligro; los segundos tan acobardados, que incluso cuando sus vidas corren peligro, no son capaces de imponerse a los ricos.
También utiliza las analogías con hechos anteriores, lo que da a su historia validez universal a través de los tiempos, el pintor que pinta el fin del mundo (el hundimiento), la última cena (la del Titanic y los banquetes de los cubanos de la revolución).
Se refiere también a la realidad y la ficción, como se pueden llegar a mezclar hasta el punto de que los propios protagonistas pueden confundirlas. En esta línea le interesa mucho, y lo nombra en muchos cantos, la falsificación de la realidad, la invención de la historia: el pintor que restaura inventando, las películas y novelas sobre el Titanic, el poema sobre por qué mienten los poetas…
También habla de las pérdidas, unos pierden la vida y otros, los supervivientes, pierden las ilusiones.  Esto ocurre tanto en el viaje en barco hacia una vida mejor como en el viaje cubano del marxismo.
Sin embargo, un suceso tan importante para los protagonistas, da lo mismo que haya pasado o no, la sociedad lo fagocita y solo vale para vender souvenirs.
Hay un canto al final de un funeral a un personaje que parece que ha muerto torturado, pero no sé a quien se refiere.
Del estilo no puedo opinar, ya que como he dicho la poesía no es mi fuerte, pero he observado que no es homogéneo, a veces es un narrador impersonal, otras es en primera persona y muchas otras veces somos “nosotros”, los que narramos ¿los pasajeros del Titanic o los compañeros de la revolución?.
Hay un poema, el canto XX del fogonero, que parece una especie de romance o canto popular. Algunos poemas se pueden leer independientemente como el de la Declaración de pérdidas, Razones de seguridad (encerrado en una caja), el modelo para una teoría del conocimiento (una caja dentro de otras hasta el infinito) el de la identidad, utilizando a Dante.
La historia es trágica, pero al final hay una gota de esperanza cuando al menos hay uno que sigue nadando.
En resumen, creo que he sacado solo un pequeño porcentaje de lo que el autor ha pretendido decir en este libro, pero dada mi vagancia, tampoco le he podido dedicar mas esfuerzo. Creo que son poemas muy densos cargados de imágenes y símbolos que hay que descifrar.

viernes, septiembre 16, 2011

Las cosas que no nos dijimos (Marc Levy)


Lo compré en un hipermercado para un viaje en tren, me llamó la atención que en la biografía que hay al principio de la novela dice que Marc Levy es el autor más leído en Francia.
El planteamiento es original, una industria funeraria es capaz de crear un robot idéntico a la persona fallecida que puede “vivir” durante seis días después de la muerte. A partir de ahí, el resto es una historia convencional o mejor dicho, dos. Una, un gran amor perdido hace 20 años y la lucha por reencontrarlo y otra la del padre y la hija que han levantado entre ellos un muro de incomunicación.
La trama está bien construida intercalando los sucesos actuales con los del recuerdo, de manera que las piezas van encajando unas con otras. Levy va dejando algunas pistas que nos permiten sospechar el final.
Sin embargo la novela, aunque no aburre, tampoco interesa demasiado, hasta en ciertos momentos – como los diálogos del padre y la hija - resulta repetitiva y se le agradecería al autor algunas páginas menos.

viernes, julio 29, 2011

La Broma (Milán Kundera)


Es un libro de personajes muy bien dibujados, personajes complejos, que evolucionan en el tiempo según cambia el mundo y sus circunstancias. Los personajes son muy distintos unos de otros en todos los aspectos: ideas políticas y religiosas, firmeza de las propias ideas, intereses, egoísmos y generosidades, emociones… Muchas veces el diálogo o el monólogo sirven para darnos a conocer la forma de pensar de cada uno.
Como escenario de fondo del libro están los momentos del comunismo en la antigua Checoslovaquía y su falta de libertad de expresión controlada férreamente por el Partido hasta la decepción y relajación que vino después (que culminó en la Primavera de Praga). Va desde finales de los cuarenta hasta mediados de los sesenta del siglo XX.
El protagonista Ludvik (llamado como el padre de Milán Kundera) tiene una vida muy similar a la del autor, que perteneció al Partido Comunista del que le expulsaron dos veces.
Estilísticamente, cada capítulo tiene un narrador, lo que nos aporta el conocer mejor los personajes. En el capítulo de Kostka, hay un monólogo figurado, que luego se ve que se ha hecho real.
Me llama la atención que el odio a Zemanek no se vive en toda la parte de las minas, sin embargo, es lo que mueve todo la segunda parte de su vida.
Tampoco se explica como Ludvik llega a ser una persona influyente después de la mina, solo se sabe que le permiten volver a la Universidad.
Capítulo 1 – Ludvik
Ludvik vuelve a Brno, su ciudad natal, después de 15 años de ausencia y busca a su amigo Kostka para que le preste su apartamento. Quiere llevar a cabo lo que él llama un a destrucción, que en ese momento del libro, no sabemos de qué se trata.
Hay un primer diálogo con Kotska en donde se contraponen las ideas de ambos amigos, Kotska es religioso, con gran preocupación ética, de una gran rectitud, mientras que Ludvik es “pasota”, descreído, desilusionado.
En la peluquería encuentra a Lucie, a quien ha amado mucho tiempo atrás (pero no habla con ella), y en la calle a su amigo de la infancia Jaroslav, pero hace como que no lo ve.
2. Helena
La mujer de Zemanek ¡que opinión tan equivocada tiene de Ludvik (pag. 22 “es una persona corriente, sencilla, clara…”).
Cuenta como conoció a Zemanek cuando los dos cantaban en un grupo de canciones populares y revolucionarias. Zemanek es un líder nato, que le gusta atraer a la gente, el prestigio, que le admiren. Así se enamoró Helena de él, cuando empezó a cantar una canción italiana y consiguió que le secundará una gran multitud en un recibimiento a Togiatti, político socialista italiano.
La boda de Zemanek con Helena fue casi obligada por el partido, entonces de moralidad muy estricta, pero Zemanek no estaba enamorado.
Helena se mantiene en el tiempo en el dogma del Partido, por lo que le consideran una “comisaria”, mientras que Zemanek se sumó a las críticas que surgieron en el 56 cuando se descubrieron los crímenes de Stalin. Aunque el Partido consiguió cortar esas críticas, ya quedó la desconfianza en la gente que desembocaría más adelante en la primavera de Praga.
Helena conoce a Ludvik cuando va a hacerle una entrevista al Instituto científico donde trabaja, y es cuando se enamora de él (como se sabe después a él no le gusta ella, incluso le repele, pero cuando ve que es la mujer de Zemanek decide seducirla).
3. Ludvik
Aquí cuenta “la broma” que le hizo a Marketa en 1949 cuando era estudiante de la universidad. Ludvik pertenecía a los Círculos de estudio, jóvenes comunistas que hacían crítica y autocrítica. Ludvik tenía un puesto importante en la Unión de Estudiantes, en los cículos le acusan de “restos de individualismo” y de “intelectual”. La broma fue una postal a Marketa que ponía “el optimismo es el opio del pueblo. El espíritu sano hiede a idiotez. ¡Viva Trotsky!”.
(Trotsky fue uno de los más importantes revolucionarios rusos, pero después se enfrentó a Stalin y tuvo que exiliarse. Murió en Méjico asesinado por Ramón Mercader, comunista español, partidario de Stalin.)
Por la broma le expulsan del Partido y de la Universidad. Vuelve a casa por una temporada. Jaroslav le invita a su boda. Esto le sirve a Kundera para contar una boda tradicional morava, con folklore vivo y otro sacado de los libros. Comenta que se reproduce fielmente el folklore, excepto la intervención de la Iglesia, que era parte inseparable del mismo. Auqí Ludvik empieza a odiar el folklore, porque lo asocia con las fiestas del Partido en Praga y Zemanek.
Pierde la prórroga por estudios de la mili y le envían al peor destino, las minas de Ostrava.
Aquí hay al principio un rechazo a los compañeros, cuando aun cree en el Partido, pero en seguida se identifica con ellos. En Ostrava conoce a Lucie y se enamora, aunque nunca consigue que quiera acostarse con él.
Vemos comentarios sobre los jóvenes, echando la culpa de muchas cosas a la juventud, por ejemplo, en la pág. 100 “la juventud es terrible…”.
4. Jaroslav
El patriota amante del folklore. El no cambia, pero el mundo sí, y esto le hace sufrir. El capítulo explica las raíces de la música morava comparándola con la música occidental y con el jazz. Se requiere una gran formación musical para entenderlo por completo, teniendo incluso trozos de música escritas en pentagramas. Por ejemplo, habla de que las canciones no son en modos mayores ni menores, de la ordenación de la séptima mayor (Pag. 146, primer párrafo). Kundera tenía una gran formación musical adquirida con su padre que fue musicólogo y pianista y él mismo tocó el piano en ocasiones para ganarse la vida.
5. Ludvik
¡Muy bueno!, describe con mucha ironía un bautizo civil, llamado ceremonia de bienvenida. (Todo está inventado).
Aquí Ludvik cuenta como conoció a Helena, que fue a hacerle una entrevista para la radio. En principio le repugnó, pero cuando supo que era la mujer de Zemanek decidió emplearla para su venganza.
Continua con la escabrosa escena de cama de Ludvik y Helena en el piso de kostka. Aquí es donde Ludvik cuenta en detalle como Zemanek le condenó aprovechando su caso para encumbrarse él mismo. En el juicio, Zemanek leyó dos cartas, una del héroe Fucik y luego la postal de Ludvik.
6. Kostka
Se conocieron en el 47, estando ambos en la Universidad. Es el amigo antagonista en ideas, pero leal y de juego limpio. Por sus creencias cristianas empieza a estar mal visto y acaba dejando su puesto de profesor y yéndose a una granja. Ahí conoce a Lucie, que aparece huyendo de Ostrava y la convierte a la religión. También deja la granja y se tiene que emplear de obrero de la construcción. En 1956, cuando está de obrero, se encuentra a Ludvik, que ha salido ya de la mina, y éste le consigue un empleo en el hospital de Brno.
En este capítulo cuenta la historia de Lucie, como había sido repetidamente violada y luego enviada a un reformatorio antes de ir a Ostrava.
Como todos los capítulos, el narrador, es la persona que figura en el título del capítulo, en este caso Kotska, pero aquí la particularidad, es que hay una parte en que Kotska se dirige a Ludvik pero solo en su pensamiento, habla solo, pero como si hablara con Ludvik. (nº 19, pág. 255). Sin embargo, en el capítulo siguiente Ludvik sabe las historias que Kostka le ha contado, asi que se supone que luego se las cuenta realmente.
Además en la página 258 es una monólogo con Dios, en el que Kostka se autoanaliza y manifiesta muchas dudas sobre su los auténticos motivos de su comportamiento.
Contraste entre dos caracteres, Kostka, pacífico y conformista y Ludvik, rebelde y luchador.
7. Ludvik, Helena, Jaroslav (El desenlace)
Tragicómico, Helena ya no le importaba a Zemanek, que está feliz de que se vaya con Ludvik y tiene otra novia, más joven y guapa. La venganza pierde su sentido, además Zemanek sigue siendo un triunfador sin ninguna conciencia de haber hecho daño a Ludvik, que espera en vano sus disculpas.
La escena del suicidio de Helena es de humor negro.
Jaroslav vive con inquietud la fiesta de la Cabalgata de los reyes que ya no es lo que era, y está al borde del suicidio cuando se entera que su hijo le ha engañado y no es “el rey”. Se encuentra a Ludvik que está desengañado de su venganza y también se ha escapado al campo.
Al final los dos amigos vuelven juntos a tocar en la orquesta como en su juventud y Ludvik comprende que no es el folk ni la música tradicional los que tienen la culpa del daño que le han hecho.
Temas que interesan a Milan Kundera
  • Crítica al comunismo
  • La inmadurez de la juventud
  • La tradición y el folklore (las ceremonias y las fiestas)
  • La música
  • La ideología cristiana y la comunista y la influencia de las ideas en el comportamiento.

viernes, febrero 04, 2011

El divorcio de Berta Barca ( Baltasar Porcel)


Este libro lo tenía en casa, no es del Club de Lectura.
Baltasar Porcel i Pujol (Andrach, Mallorca, 14 de marzo de 1937 - Barcelona, 1 de julio de 2009) fue un escritor, periodista y crítico literario bilingüe, de obra fundamentalmente en catalán.
Lo leí antes del verano, pero no hice el resumen, así que me basaré en lo que recuerdo porque en internet no encuentro comentarios.
El libro se publicó en 1989 y debe estar escrito algo antes, durante la época socialista de Felipe González. La historia principal es una pareja de la alta burguesía catalana, en que el marido, empresario, engaña a su mujer con otra más joven, esposa de un alto cargo político, enterándose la mujer por las revistas del corazón. Parece probablemente inspirado en la historia de Boyer y Preysler.
Es una novela compleja con muchos personajes, que van desde políticos y empresarios hasta grupos terroristas, que pretenden secuestrar a Berta o a su marido. Los políticos son básicamente nacionalistas catalanes y socialistas, resultando curioso, si se compara con el día de hoy, como los socialistas son declaradamente españolistas.
Es un retrato de la alta sociedad catalana de la época, que refleja las ambiciones económicas, políticas y sexuales y los medios torticeros empleados en las luchas internas para sus fines. Las jugarretas a veces son tan enrevesadas que da pereza leerlas con atención y no se acaban de seguir bien. La trama terrorista resulta un poco de “opereta” y el final, de novela policíaca, no demasiado creíble.
No obstante, la novela en general se lee bien y tiene valor como reflejo de una manera de vivir en un lugar y una época determinados, en que los periódicos conocían solo una pequeña parte de lo que se cocía en esos ambientes.

El tiempo entre costuras (María Dueñas)

Es el primer libro de María Dueñas, una profesora de la Universidad de Murcia, nacida en 1964. Ha sido un gran éxito editorial.
Trata de la vida de una joven modista de Madrid que se enamora de un vividor, por el que deja a su novio y una vida previsible y se va con él a Tánger. Allí, él la abandona robándole el dinero y las joyas que le había dado su padre (un hombre rico, que no la había reconocido anteriormente, pero que, ante el miedo a morir en la guerra civil que se avecina, decide dar al dinero a su hija). A partir de ese memento, ella se ve obligada a desenvolverse, montando en Tetuán un elegante taller de costura, esto le da ocasión a conocer personas importantes mediante las cuales consigue trasladar a Marruecos a su madre, que está en Madrid sufriendo la guerra civil. Al término de la guerra se ve convertida en una espía del lado de los ingleses, intentando evitar que España se ponga del lado de los alemanes en la segunda guerra mundial.
La novela está bien escrita, es interesante y mantiene un tono comedido en un tema tan sensible como el de la guerra española. No obstante, yo habría apreciado que fuera algo más corta, ya que hacia la mitad de la novela empezó a desazonarme el volumen de páginas pendientes, probablemente porque en esa parte pierde algo de gancho, aunque luego lo recupera.
Los personajes son históricos, Serrano Suñer, Juan Luis Beigbeder y Rosalinda Fox.

Nosotros (Evgeny Ivanovich Zamiatin)

Zamiatin es un ruso que escribió este libro en 1920, antes de que Orwell escribiera 1984, que como el mismo Orwell confesó se inspiró en este libro.
Con él he aprendido una nueva palabra, distopía, género al cual pertenece el libro. La distopía es una utopía “perversa”, es decir que el ideal alcanzado es malo.
Está escrito como las notas que un científico, miembro convencido de esta utópica sociedad futura, escribe dirigidas a unos posibles seres que encontrarán en un viaje espacial que van a hacer y que él entiende que no van a formar parte de esa sociedad ideal, sino mucho más atrasados.
El libro describe la vida en ese tiempo futuro, en el que el estado tiene un control total sobre las personas, la ciudad está en una urna de cristal y las casa y los edificios son de cristal, todo está regulado en el Estado Unico, desde la hora de pasear, el vestido, hasta las relaciones sexuales. La gente está educada para ser feliz convencidos de que viven en el mejor de los mundos.
Es una fuerte crítica a la evolución de la humanidad en los sistemas comunistas, pero también considera que el precedente de esta sociedad es el cristianismo.
Aunque Zamiatin pertenecía al partido bolchevique de la revolución, por este y otros libros le persiguieron prohibiéndole publicar sus obras, hasta que escribió una famosa carta a Stalin pidiendole que le dejara irse al extranjero, lo que le fue concedido. A partir de entonces vivió en París donde falleció.

El atentado (Yasmina Khadra)

Está escrito de forma que el narrador es el propio protagonista, que cuenta incluso su propia muerte y la repite dos veces, una al principio y otra al final del libro en la que comprendemos todos los hechos que le han llevado a esa situación.
El protagonista es un cirujano árabe, nacionalizado israelí, que está muy integrado en la sociedad israelí y ha olvidado por completo sus raíces. Está muy enamorado de su mujer, una belleza palestina de la que no se indica si también está nacionalizada israelí, aunque se supone que sí.
Hay un terrible atentado, en el que mueren muchos escolares y resulta que la kamikaze que ha hecho explotar con una bomba es la mujer del cirujano. A pesar de todas las evidencias, el protagonista no cree que haya sido ella y solamente se convence cuando recibe una carta de su mujer que le ha enviado antes de morir.
A partir de ese momento, el hombre, que está destrozado física y mentalmente, solo quiere poder comprender como es posible que él no se hubiera enterado de nada y quien había llevado a su mujer a esto. Para ello, consigue meterse en los ambientes más extremistas palestinos, donde no quieren saber nada de él, le amenazan e incluso le dan palizas. Al final, le llevan a la tierra de su infancia, donde con sus parientes, llega a comprender y a conectar de nuevo con el dolor de su pueblo.
El libro se lee muy bien, y la descripción de su hundimiento físico y mental, viviendo en cuartuchos de hotel, metiéndose en grescas, bebiendo y fumando sin parar está muy lograda. Otras veces, como cuando habla de su mujer resulta demasiado poético para nuestra mentalidad, pero es posible que sea normal en un escritor árabe.
Yo destacaría del libro dos aspectos. Por una parte, lo referente al problema palestino y el terrorismo y otro aspecto más sicológico.
En cuanto al problema palestino, que se retrata muy bien en las conversaciones con integristas y con su familia, el autor llega a comprenderlo tanto, que se podría decir que justifica el terrorismo.
En cuanto al aspecto más sicológico, destacaría como podemos llegar a estar en la inopia respecto a las personas más cercanas a las que creemos conocer tanto y que en la realidad no sabemos nada de sus pensamientos más importantes.
Por último, respecto a la traducción, no me ha gustado mucho, la forma de hablar vulgar que pone a veces al protagonista, no encaja en una persona de su nivel, ni aún en los momentos de más agresividad.

miércoles, febrero 02, 2011

La guerra de los mundos (H.G. Wells)

Es un clásico que yo no había leído y en el que tenía interés por lo que tuvo de novedoso en su época. No es de los del Club de Lectura, sino que lo encontré entre los viejos libros familiares y me apeteció leerlo. Está escrito de forma que el narrador es el propio protagonista, que cuenta todo lo que le ocurrió a él y lo que le ocurrió a su hermano durante la invasión marciana.
El protagonista es un investigador (quizá un astrónomo), que está al corriente de los hallazgos en los planetas, pero ni él ni nadie se había planteado que pudiera existir una vida superior a la humana en ellos.
La idea de una invasión de seres que vienen a habitar la Tierra porque Marte empieza a perder condiciones para la vida, y que son tan superiores a los humanos, que para ellos no mereceríamos más interés que las hormigas, fue completamente original y a mi modo de ver los sigue siendo, ya que la multitud de novelas que se han escrito de invasiones no tienen ese planteamiento.
También me parece original, y queda muy bien reflejado en el libro, la confianza por parte de los hombres en que no pueden existir seres superiores a ellos, de manera que durante la primera fase de la invasión van a ver a los marcianos como quien va al circo y su despreocupación es tal que hasta que no hay un gran número de muertos, no se desencadena el miedo.
La historia en sí, mantiene la atención y no ha perdido demasiado con el paso del tiempo. Resulta quizá excesivamente localizada en los pueblos de los alrededores de Londres, nombrándose continuamente en el recorrido del protagonista para dar idea de los avances y retrocesos que hace en función del camino que siguen los marcianos. Un lector como yo que no conoce dichos pueblos no se hace idea del camino que recorre y al que Wells parece querer dar mucha importancia.
También las imágenes de los marcianos, de sus máquinas y de sus armas han servido de base a las de montones de películas y libros, siendo el “marciano pulpo y con trompetillas” uno de los clásicos de la ciencia ficción.
En resumen, si bien ahora no causa el impacto que debió causar en su día, es un libro que no aburre y que resulta interesante conocer como el inicio de la cultura sobre los extraterrestres.