Ayer fuimos a ver a Manuel, un antiguo amigo de mi marido. Tiene un alzhéimer muy avanzado. Cuando llegamos estaba recostado en un sofá y nos recibió con una sonrisa. No sabemos si nos reconoció. Hablamos de cosas antiguas. Uno de los amigos, de vez en cuando le preguntaba ¿te acuerdas? y él sonreía y decía que sí con la cabeza.
Nos sentamos a la mesa con Manuel en la cabecera, al lado de Trini, su mujer, que nos había preparado una merienda cena muy rica. Ella de vez en cuando le acariciaba la mano o le besaba.
Cuando nos despedimos, Trini se esforzaba por contener la emoción, nos dijo cuantos nos agradecían la visita tanto Manuel como ella.
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