miércoles, octubre 19, 2011

El hundimiento del Titanic ( Hans Magnus Enzensberger)


Me ha costado trabajo leerlo, primero: no estoy acostumbrada a leer poesía, y segundo: me falta conocimiento de la primera época del castrismo. Sin embargo, la historia del hundimiento del Titanic, gracias a la Wikipedia, sí la conocía y me ha servido de bastante ayuda.
Cada capítulo (canto) lo he leído al menos dos veces, hasta llegar al convencimiento de que para comprenderlo mejor, necesitaría que el propio Enzensberger me explicara lo que pretende decir. A pesar de esto, he llegado a una cierta interpretación que no sé cuanto se aproximará a la realidad del autor.
El naufragio del Titanic le sirve como metáfora del hundimiento de los ideales de la revolución cubana e incluso del hundimiento de cualquier proyecto humano. La narración del hundimiento no consiste en contar la historia, sino que se construye a base de sensaciones y reflexiones, la sensación de frío, de mojado, el silencio, el estruendo. Las reflexiones sobre los ricos y los pobres. Los primeros superficiales y engreidos que no se dan cuenta del peligro; los segundos tan acobardados, que incluso cuando sus vidas corren peligro, no son capaces de imponerse a los ricos.
También utiliza las analogías con hechos anteriores, lo que da a su historia validez universal a través de los tiempos, el pintor que pinta el fin del mundo (el hundimiento), la última cena (la del Titanic y los banquetes de los cubanos de la revolución).
Se refiere también a la realidad y la ficción, como se pueden llegar a mezclar hasta el punto de que los propios protagonistas pueden confundirlas. En esta línea le interesa mucho, y lo nombra en muchos cantos, la falsificación de la realidad, la invención de la historia: el pintor que restaura inventando, las películas y novelas sobre el Titanic, el poema sobre por qué mienten los poetas…
También habla de las pérdidas, unos pierden la vida y otros, los supervivientes, pierden las ilusiones.  Esto ocurre tanto en el viaje en barco hacia una vida mejor como en el viaje cubano del marxismo.
Sin embargo, un suceso tan importante para los protagonistas, da lo mismo que haya pasado o no, la sociedad lo fagocita y solo vale para vender souvenirs.
Hay un canto al final de un funeral a un personaje que parece que ha muerto torturado, pero no sé a quien se refiere.
Del estilo no puedo opinar, ya que como he dicho la poesía no es mi fuerte, pero he observado que no es homogéneo, a veces es un narrador impersonal, otras es en primera persona y muchas otras veces somos “nosotros”, los que narramos ¿los pasajeros del Titanic o los compañeros de la revolución?.
Hay un poema, el canto XX del fogonero, que parece una especie de romance o canto popular. Algunos poemas se pueden leer independientemente como el de la Declaración de pérdidas, Razones de seguridad (encerrado en una caja), el modelo para una teoría del conocimiento (una caja dentro de otras hasta el infinito) el de la identidad, utilizando a Dante.
La historia es trágica, pero al final hay una gota de esperanza cuando al menos hay uno que sigue nadando.
En resumen, creo que he sacado solo un pequeño porcentaje de lo que el autor ha pretendido decir en este libro, pero dada mi vagancia, tampoco le he podido dedicar mas esfuerzo. Creo que son poemas muy densos cargados de imágenes y símbolos que hay que descifrar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace muchos años que leí este libro, por ahí de 1997, es increíble como la red contribuye para desempolvar la memoria, recordé al autor al estar leyendo un blog jurídico en una referencia que hacían de él.

Saludos cordiales.