lunes, febrero 22, 2010
La educación en el autobús
Algún día escribiré un libro sobre la educación en los medios de transporte públicos, especialmente en los autobuses urbanos que son los que más utilizo. En tanto lo escribo voy a intentar recordar algunas de las prácticas más molestas:
Acaparamiento de barra: En los autobuses hay unas barras verticales que sirven como asidero para no caerse y a las que se suelen agarrar dos o tres personas y cuando el autobús va muy lleno incluso más. Pues bien, hay gente que se recuesta en ellas, acaparándolas de forma que nadie más puede utilizarlas. Son absolutamente insensibles a los equilibrios de otros para no caerse sin poder agarrarse a nada y tampoco parecen notar los intentos que hacen para conseguir un poco de su barra.
Bloqueo de asientos: Esta es una práctica de lo más extendida, consiste en sentarse en el asiento del pasillo dejando desocupado el de la ventanilla. Exige mantener la mirada en el infinito simulando no ver a la gente que está de pie y que le gustaría sentarse. De esta manera su asiento contiguo permanece vacío o es el último que se llena, mucho después que otros más incómodos. Esta actitud me incita a ocupar el asiento vacío con un "me permite, por favor" aunque sea para dos paradas.
Pies en el asiento frontal: Ocurre en la zona donde hay asientos enfrentados de dos en dos. A algunos les inspira poner los pies en el asiento de enfrente dándoles lo mismo depositar allí la suciedad del suelo de la calle que pasa directamente a la ropa del siguiente incauto. Lo he visto incluso hacer con zapatos mojados y disimular como bellacos (bellaca, en el caso que vi) cuando la siguiente persona analizaba la mancha antes de sentarse.
Periódicos en los asientos: Esto ocurre sobre todo en el metro que es donde se reparten más periódicos gratuitos. Muchas personas, quizá creyendo que hacen un favor, dejan los periódicos en los asientos y realmente lo que dejan es un problema al siguiente que se sienta. Esos periódicos "huérfanos" acaban por los suelos pisoteados, estorbando al caminar, sucios y subidos de nuevo a los asientos, etc. ¿Tan difícil es tirar el periódico a la papelera después de leído?.
Comida y bebida: Esto es terrible, hace poco lo he sufrido en mis propias carnes, un asiento con un charquito de dan-up y el botellín por el suelo. Me di cuenta a tiempo para no sentarme, pero no para que el bolso rozara el pringue y me quedaran unas asquerosas manchas que me ha costado mucho eliminar. Hace muy pocos días, una señora subió al autobús con dos nietos que iban tomando ¡chocolate en taza!.
Y como estas hay muchas más posibilidades de mala educación: sentarse en los asientos reservados y no cederlos; apalancarse al lado de la puerta impidiendo la salida; conversar a gritos; conversar a gritos por el móvil; conversar con contenidos posiblemente molestos para los que no les queda más remedio que oír; llenar un asiento libre con bolsas; no hacer un hueco a alguien que no consigue encontrarlo, etc. Algunos llegan a la desfachatez, he visto a una pareja con niño pequeño y carrito, pues bien, el marido ocupó el espacio reservado para los carritos con el carrito vacío y la mujer, con el niño en brazos, provocó que en seguida le cedieran un sitio. De esta manera ocuparon el doble de sitio e impidieron que otra pareja con carrito que esperaba en la siguiente parada pudiera subir al autobús.
Como nos pasa siempre, no hablamos de los buenos, que también los hay, los que miran alrededor, ven los problemas de los otros e intentan ayudar. A estos, hay que animarles para que persistan en su actitud, por ejemplo, si un joven o una joven nos cede el asiento, aceptémoslo, que seguramente le ha costado un esfuerzo dar ese paso y si lo rechazamos puede que estemos contribuyendo a crear un nuevo maleducado.
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