Ayer fui a la consulta de una doctora en el hospital Beata María Ana. Ocurrió que tenía hora a la 19:55, pero no me recibió hasta una hora más tarde. Lo sorprendente fue que la doctora se disculpó por el retraso. O casi, porque si bien no se disculpó explícitamente, hizo mención al retraso "ha tenido usted hoy que tener paciencia..." y explicó que en su consulta no era habitual esperar tanto, cosa que yo ya sabía porque no era la primera vez que iba.
Me sorprendió porque estamos acostumbrados a tantos médicos que simulan ignorar la molestia que ocasionan dando por normal que perdamos tanto tiempo por su falta de organización o por su informalidad. He tenido alguna vez que acompañar a personas mayores para las que estas esperas interminables eran auténticos tormentos.
Y no vale con el cartelito "La hora de cita es orientativa, etc, etc...", una cosa es que no sea exacta y otra esa manifiesta mala organización que muestra el hecho de que en tantas consultas las largas esperas sean a diario.
Ah, pero que no sea el paciente el que se retrasa, que tiene bronca asegurada y castigo a no ser ya recibido o ser el último.
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