De antes de la marquitis, supongo. Cuando querías comprar ropa de calidad, que era lo normal porque no contemplábamos otra posibilidad, ibas al Corte Inglés. Allí, en la planta de jóvenes o de señoras, encontrabas unos percheros separados por tipo de prenda: faldas, pantalones, vestidos, abrigos, etc. Con ayuda de la dependienta examinabas los percheros correspondientes a la prenda deseada, seleccionabas las que te gustaban y te resultaban asequibles y con ellas al probador. La marca no se miraba, eran las marcas que trabajaban para El Corte Inglés, la calidad se daba por supuesta.
Ahora resulta mucho más engorroso, cada marca tiene en la planta una especie de minitienda donde exponen su propia confección. El proceso de compra implica un recorrido por todas las minitiendas y una búsqueda en cada una de la prenda deseada, búsqueda ciertamente complicada, ya que ni los límites entre las marcas se ven claros ni la organización es homogénea, sino que cada una sigue su propio criterio. Cada posible hallazgo implica solicitar la atención de la correspondiente dependienta y una visita al probador. ¡Qué pereza!
Apenas queda un pequeño residuo del método antiguo, unos pocos percheros que no son de "las marcas" y que suelen ser mi tabla de salvación.
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